Acoso escolar e institucional (Pincha en la imagen)

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ACOSO ESCOLAR E INSTITUCIONAL (Pincha en la imagen)

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viernes, 2 de diciembre de 2011

De compañeros a verdugos

 

 

Quitar el bocadillo, evitar que participe en los juegos en Primaria, o lanzar bulos en las redes sociales en Secundaria son casos de violencia entre iguales que han provocado que, en lo que va de curso, tres familias soliciten el traslado de centro para sus hijos

Insultos, críticas o rechazo por parte de los compañeros. Éstas son sólo algunas de las conductas que cometen menores agresores y que soportan los agredidos. Se trata de comportamientos que han hecho que tres familias granadinas hayan solicitado a la Delegación de Educación en lo que va de curso el traslado de sus hijos a otros centros. La razón de estos traslados de centros -todos colegios de Primaria- es el acoso entre iguales.
La Administración educativa trabaja en estos casos desde que se detectan. La Consejería ha dado pasos importantes en esta dirección en el último año con la publicación de una orden que regula la convivencia en los centros docentes, con la suscripción del compromiso de las familias a participar en el proceso educativo de sus hijos, así como la obligatoriedad de todos los centros a contar con Planes de Convivencia e imponer la figura de delegados de padres y madres.
Sin embargo, los expertos en la materia reconocen que los niños tardan en reconocer que reciben amenazas o que un compañero de clase le hace sombra. Según explica el psicólogo José María Carrasco se trata de casos que son "difíciles de detectar", sobre todo, entre los niños de Primaria, ya que "no son un acoso en toda regla". En niños de esta edad, los casos van "desde la ignorancia, insultos, burlas y la ridiculización", detalla. En cambio, en los chavales de Secundaria "la exclusión es más fuerte".
El fenómeno bullying o violencia interpersonal e injustificada entre iguales es ampliamente conocido tanto a nivel educativo y social. Más del 25% de los escolares de Primaria y el 10% de Secundaria han tenido alguna experiencia de este tipo, problemas que se disuelven en un breve o mediano plazo de tiempo. Pero entre un 5% de los casos de Primaria y un 2% de Secundaria están afectados de victimización persistente que daña psicológica, moral y a veces físicamente a los afectados.
Para Carrasco, una de las soluciones para evitar que surjan este tipo de comportamientos es "la ayuda en familia, puesto que cada centro tiene su protocolo de actuación". Cuando al psicólogo le llegan casos de acoso escolar, lo primero que hace es entrevistar a los padres y "valorar al niño para ver si tiene algún tipo de problema y conocer su autoestima". El tercer paso que da este experto es la intervención directa con el menor y también con la familia. Para Carrasco, los padres han de cumplir un papel importante y considera que "es muy necesario que sepan ayudar". El psicólogo incide en el comportamiento de los padres y reconoce que en muchos casos "hay una excesiva protección sobre los niños". A su juicio, los niños "tienen que tener más libertad".
El psicólogo recomienda que la familia trabaje con el niño en casa en tareas comunes para "que el menor tenga independencia", pequeñas actuaciones que lo hacen más responsable y consiguen "que se extrapolen" a la hora de ir al colegio; y fomentar la empatía, escuchar más a los hijos "para que cuenten qué les pasa en clase".
En el caso de Secundaria, los chavales pueden ser más crueles con sus compañeros de clase cuando se convierten en agresores. En plena etapa adolescente, "el acoso que hacen es en toda regla", sostiene Carrasco y en algunos casos "llegan a las manos", provocando incluso que los afectados "se quedan marginados socialmente".
El psicólogo también alerta del uso de las redes sociales entre los adolescentes, que se convierten en auténticos foros de opinión y son escenarios de insultos y falsos comentarios. "El daño que producen es irreparable -añade- y genera en las víctimas dificultades de comunicación asertiva".
El agresor, por su parte, "nunca está solo, se apoya en espectadores pasivos", apuntan los expertos. Estos adolescentes suelen padecer "un deterioro importante en sus casas", "siempre quieren ser los líderes" y "llamar la atención". Por el contrario, la víctima "suele ocultar el acoso durante meses, por eso desde el primer síntoma que se vea hay que pararlo", defiende.
El profesor de la Universidad de Granada Antonio Rus ha impartido charlas en centros de Secundaria de la capital sobre acoso escolar y los datos que maneja son reveladores: el 75% de los estudiantes ha sido testigo de un acto de violencia escolar, el 15% se ha sentido víctima alguna vez, el 2,5% ha sido víctima y el 7,5% reconoce haber sido agresor. "El acoso escolar se da más en los centros privados, concretamente en un 21% de los casos, le siguen los centros públicos (15%), y en menor grado los centros concertados (12%)", informó Rus a alumnos del instituto Padre Suárez.
La delegada de Educación de Granada, Ana Gámez, insiste en "el buen clima de convivencia que se vive en los centros educativos de la provincia", lo que se pone de manifiesto, según ella, en el hecho de que "los tres casos de acoso escolar detectados en Granada, a los que la Administración educativa ha dado respuesta inmediatamente, suponen el 0,0014% del total del alumnado de la provincia (209.740 matriculados este curso)".
El protocolo de actuación que se recoge ahora en la normativa educativa andaluza estipula que, en caso de que se detecte acoso escolar en un centro sostenido con fondos públicos, se salvaguarde la integridad de la persona acosada, lo que permite una intervención inmediata por parte de los servicios de inspección y orientación de la Delegación en coordinación con el Gabinete Provincial de Asesoramiento para la convivencia.
Sin embargo, si se verifica la existencia real de acoso y la actuación inmediata es insuficiente, se procede a la apertura de expediente de cambio de centro. "Si está en situación de riesgo, hay que quitar al alumno del centro. En estos casos el área de planificación de la Delegación estudia rápidamente dónde puede llevarse al niño y se procede al traslado", afirman fuentes de Educación.
Cuando en un centro educativo hace su entrada la violencia escolar, "se reduce la calidad de la enseñanza en él, e incluso la calidad de vida, y los rendimientos de la mayoría del alumnado descienden", explica el profesor Rus. Este profesional también da algunas claves del perfil del acosador: "piensa que hay que hacer a los demás lo que le hacen a él y su capacidad de comprensión moral y empática es menor". Según los expertos, los acosadores se justifican acusando a la víctima de haberle provocado y minimiza su intención de herir, cree que las normas están para saltárselas y piensa que no cumplirlas da prestigio social. "El alumno que acosa considera que en esta vida hay personas que son superiores y otras inferiores y dispone de menos estrategias no violentas para resolver los problemas", matiza el profesor de la UGR.
Entre las causas que llevan a un joven a ser un acosador, se apuntan dos: el autoritarismo y la negligencia en el hogar. "Un progenitor excesivamente autoritario -comenta- puede generar los mismos mecanismos negativos en sus hijos que uno que deje hacer en exceso".
El profesorado, por su parte, está tomando conciencia de las recomendaciones que les hacen los profesionales sobre el acoso: "se les recuerda que la impunidad hace doblemente víctima a la víctima y que ellos también deben hacer que el culpable se sienta responsable de sus actos y se les sugiere que apliquen medidas de sanción. "Educar es también saber decir no".

Fuente:

http://www.granadahoy.com/article/granada/1124939/companeros/verdugos.html

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