Acoso escolar e institucional (Pincha en la imagen)

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ACOSO ESCOLAR E INSTITUCIONAL (Pincha en la imagen)

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sábado, 19 de mayo de 2012

El acoso escolar


Un agresor infantil puede convertir algo como ir a la escuela o el recreo en una pesadilla para los niños. La intimidación puede dejar profundas cicatrices emocionales que duran toda la vida, e incluso, en situaciones extremas, pueden culminar en amenazas violentas, daños a la propiedad o alguien que consigue acabar gravemente herido.

Si su hijo está siendo intimidado, hay maneras de ayudarle a lidiar con el problema durante su el día a día y disminuir el impacto a largo plazo que tendría sobre él. Incluso si el acoso aún no es un problema en casa a día de hoy es importante hablar sobre el tema para que sus hijos estén preparados por si se ven involucrados en un caso de este tipo.

Pero, ¿qué es exactamente el acoso escolar?

La mayoría de los niños han sido alguna vez objeto de burla de un hermano o un amigo en algún momento. Esto normalmente no resulta dañino si se hace de una manera juguetona, amigable y mutua y a ambos niños les resulta divertido. Pero cuando se convierte en una burla hiriente, cruel, constante y que cruza la línea de la intimidación, es necesario que se corte de raíz.

La intimidación intencional atormenta de manera física, verbal o psicológica. Puede ir desde golpes, empujones, insultos, amenazas y burlas hasta la extorsión de dinero y las posesiones preciadas. Algunos niños acosan a otros incitados por los demás o para evitar la difusión de rumores sobre ellos. Otros usan internet, el correo electrónico, los chats, los sitios web de redes sociales y los mensajes de texto para provocar o herir los sentimientos de otros niños.

Es importante tomar en serio la intimidación y no hacer caso omiso de ello, como si fuera algo que los niños tienen que aguantar. Los efectos pueden ser bastante graves, llegando a afectar incluso la capacidad para tener relaciones de los niños, su autoestima y su futuro. Se han dado casos severos en los que el acoso y la intimidación han acabado en tragedias, como, por ejemplo, en tiroteos en las escuelas.

Pero, ¿por qué acosan los niños? Los niños intimidan por una gran variedad de razones. A veces se meten con los niños porque necesitan una víctima a alguien que parece emocionalmente o físicamente más débil, o simplemente actúan para parecer diferente de alguna manera, por ejemplo, para sentirse más importante, popular o para poseer control sobre los demás. Aunque algunos matones son más grandes o más fuertes que sus víctimas, este no es siempre el caso. Otras veces, los niños atormentan a otros porque esa es la forma en la que han sido tratados. Pueden llegar a pensar que su comportamiento es normal debido a que es el que han sufrido en el seno de sus familias u otros lugares donde todo el mundo regularmente se enfada, grita o insulta.

Y, ¿cuáles son los signos de intimidación? A menos que hable directamente del tema o tenga moretones o lesiones visibles, puede ser difícil de averiguar lo que está pasando. Sin embargo, existen algunas señales de advertencia. Los padres pueden notar si los niños actúan de manera diferente o parecen ansiosos, o no comen, no duermen bien o no hacen las cosas con las que normalmente disfrutaba. Cuando los niños cambian de humor con facilidad, cuando es más fácil molestarlos que de costumbre o cuando empiezan a evitar ciertas situaciones, como coger el autobús o ir al colegio, puede ser debido a un matón.

Si sospechamos que le están acosando, pero nuestro hijo se resiste a abrirse, debemos encontrar oportunidades para plantear la cuestión de una manera más indirecta. Por ejemplo, si vemos una situación en un programa de televisión, lo podemos utilizar como un iniciador para la conversación, preguntando “¿Qué piensas de esto?” o “¿qué crees que debería haber hecho esa persona?” Es posible que así hable de ello sin miedo.

Es importante que dejemos que nuestros hijos sepan y hablen de que están siendo intimidados. Es vital que hable con alguien de ello, o bien nosotros, otro adulto, como un maestro o un amigo de la familia, o incluso, un hermano. Una vez que se ha decidido a hablar, es importante centrarse en darle apoyo y consuelo. Los niños a veces se avergüenzan de la situación de la que son víctimas y piensan que sus padres se sentirán decepcionados, por eso no quieren hablar de ello. 

A veces, incluso se sienten como si fuera su culpa, que si actuaran o fueran de otra forma esto no estaría sucediendo. Muy a menudo tienen miedo de que empeore si el agresor se entera de que han hablado con un adulto sobre el problema. Otros se preocupan de que sus padres no les vayan a creer o no vayan a hacer nada al respecto, o incluso de que sus padres les insten a luchar aunque estén asustados. Felicitar a nuestros hijos por haber sido valientes para contarlo ayudará con el problema.

Para finalizar, os dejo con un enlace a un audio que recoge una entrevista realizada el pasado 17 de mayo en el espacio “España Directo” de RNE1, sobre el acoso escolar, donde narro muy resumidamente parte del acoso sufrido por mi hija:

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